domingo, 17 de junio de 2007

Argentina como principal exportador mundial de carne equina (aunque no consumidor)


Argentina consolida un liderazgo que alcanzó en 2002. Según la Secretaría de Agricultura de Argentina (Sagpya) las estadísticas oficiales indican que durante el año 2006 se comercializaron unas 37.000 toneladas de carne de equino, por un valor de 80 millones de dólares.

”Este incremento es consecuencia directa, además de la calidad y el precio, del valor agregado con que cuenta el sector gracias al nivel de perfeccionamiento logrado enlas plantas frigoríficas”, agrega el comunicado oficial de la SAGPyA.
Los principales destinos de los envíos fueron Rusia (con 17.941 toneladaspor 28,8 millones de dólares) y Holanda (con 7.906 toneladas por 21,2millones de dólares), representando un 49% y un 21%, respectivamente, de lacomercialización total.También hubo exportación de los mencionados productos a Francia, Japón e Italia, y en menor medida a Nueva Zelanda, Uruguay, Alemania, España, Paraguay,Brasil, China, Chile, EE.UU., Indonesia, Suiza y Bélgica.La Sagpya destaca como el principal corte de exportación al "cuarto delantero".

fuente: adnmundo.com

Es curioso que en el principal país exportador, este tipo de carne sea casi desconocido al gusto de sus habitantes (es sabido que la preferencia es la carne vacuna), aunque muchos lo relacionan con el embutido “mortadela”, siempre asociado a que se prepara con carne de caballo.

Pero la historia de comer carne equina no es nueva en este país. Los españoles introdujeron la vaca y el caballo desde Europa, y los indígenas optaron por este último, no solo como medio de locomoción, sino también como alimento principal, por lo cual se generaron cambios y adaptaciones en la logística, hábitos de caza y alimenticios, comercio e intercambio principalmente. Desde la perspectiva moderna este proceso es denominado Complejo Ecuestre.

De los cien caballos que le permitieron traer a Pedro de Mendoza a estas tierras, se estima que quedo la mitad, y aún menos según algunas fuentes (Ruy Díaz de Guzmán), por lo cual, esos pocos que quedaron abandonados en la llanura pampeana fueron los padres fundadores de los que posteriormente poblaron el territorio.

Los indios pampas los adoptaron, incluso prefiriéndolos al ganado vacuno cimarrón que también iba proliferando en las pasturas bonaerenses. Ellos fueron los principales consumidores de carne de potro y yegua. Incluso reemplazando a la carne de guanaco y sus derivados, que fue la principal fuente de proteínas de todos los habitantes prehispánicos desde los Andes peruanos hasta la Patagonia durante al menos los últimos 10.000 años (la principal evidencia la suministra la arqueología).


este boceto óleo s/cartón de 51 x 80,50 cm (aquí recortado) "La vuelta del Malón" de Angel Della Valle

puede admirarse en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires

Las razones por las cuales el gaucho y posteriormente la población criolla han adoptado la carne vacuna como la preferida deben ser complejas, al igual que las motivaciones que hacen que desde ese momento la carne de caballo haya sido desterrada de la dieta de los argentinos. Habría que recurrir a diferentes estudios antropológicos, sociológicos y hasta económico-políticos para esbozar alguna aproximación. No es de extrañar que la segregación de los indios del mapa de la construcción de país que se elaboraba a partir del siglo XIX haya también confinado ese hábito alimenticio adquirido por ellos.


Incluso dentro de cada disciplina, habría que recurrir a diferentes modelos de explicación. Marvin Harris en “Bueno para comer” adhiere a una postura que proviene del materialismo cultural, por la cual las costumbres alimenticias en las diferentes culturas se pueden explicar desde un punto de vista en el que los alimentos preferidos son aquellos que tienen una relación de costo-beneficio más favorable que los demás.



En líneas generales puede resultar una explicación apropiada, ya que el caballo, al ser el principal medio de locomoción durante mucho tiempo para recorrer la amplitud geográfica del país, resultaba más beneficioso en esta función que en la alimenticia, especialmente teniendo tanta población vacuna disponible. Aunque la variable cultural tampoco hay que descartarla, teniendo en cuenta la poca utilización de la mula como animal de carga, e incluso la llama, la única utilizada por los pueblos del Noroeste desde épocas preincaicas.

Para el caso argentino (muy en general), una cultura omnívora por excelencia y libre de prejuicios religiosos en este tema, parece predominar más el dicho “sobre gustos no hay nada escrito”, que el que sentencia: “todo bicho que camina va a parar al asador”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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