En un pasaje del excelente libro “Simón Bolivar, el sueño americano” de Pierre Vayssiere, donde el historiador expone la vida del Libertador desde diferentes perspectivas, (tan completo y novedoso que hasta incluye un análisis de la apropiación de su figura por el gobierno venezolano de Hugo Chávez) el autor toma una hipótesis del sociólogo brasileño Gilberto Freyre acerca de la predilección de los hacendados blancos del nordeste de Brasil por las mujeres negras.
Vayssiere se apoya en “Casa grande e senzala”, Rio, 1970 (1933), p.354 en su capítulo “La infancia de un jefe”, para justificar la devoción de Simón Bolívar por la negra Hipólita, una criada de la familia que según el propio Libertador fue su segunda madre, y así la llamaba. Tal es así que Vayssiere rescata cuando en su primer entrada triunfal a Caracas (1827), Bolívar deja la formación para ir a saludar a Hipólita.
Resulta interesante la hipótesis de Freyre a la cual se refiere Vayssiere (pag.43) de esta manera:
“Gilberto Freyre se refiere a algunos efectos insospechados del amamantamiento en el Brasil colonial: a su juicio, esa práctica no era algo meramente fisiológico, sino que también tenía implicancias psicológicas, y hasta sexuales. La mujer negra que le daba su leche o alimentaba al niño blanco con las papillas que amasaba con sus propias manos, lo acostumbraba a una relación íntima con su propio cuerpo, con sus olores, con la textura de su piel y de su cabellera. Así, en forma involuntaria y subrepticia, la madre de leche familiarizaba al niño blanco con el cuerpo negro y podía imprimirle una orientación sexual, que a veces se percibía en los criollos criados por mujeres negras, hasta el punto de que era posible que esos blancos manifestaran una predilección exclusiva por las mujeres negras. Sin adoptar un fetichismo tan drástico, Simón Bolívar nunca demostró el menor tabú sexual con respecto a las mujeres de color.”
“Simón Bolívar, el sueño americano”, Pierre Vayssiere. Editorial El Ateneo, Buenos Aires 2008.
No resulta descabellada esta teoría antropológica, teniendo en cuenta que a pesar que el libro de Freyre (aún sin leerlo) e incluso la apreciación de Vayssiere tal vez no tengan el suficiente rigor empírico, es evidente que el mestizaje (mal que les pese a algunos sectores sociales) entre el indio autóctono, el negro forzadamente emigrado y el europeo convenientemente asentado, es el componente genético exclusivo del cual se nutre la totalidad de la población americana.
Estas relaciones humanas no son más que una minúscula parte de las consecuencias que desencadenan los procesos sociales, que como en
En la actualidad, tal vez se aprecien superficialmente las futuras consecuencias que puedan derivar de una coyuntura caracterizada por el enorme flujo de población que migra desde países emergentes de todo el globo hacia Europa y Estados Unidos. Un fenómeno migratorio acentuado por la rapidez de los medios de locomoción (con respecto al menos a unos cincuenta años atrás).
¿Cuándo se vislumbrarán los primeros cambios de este proceso? ¿Qué consecuencias podrán apreciarse en el tiempo? ¿Hacia donde se orientaran los cambios que inevitablemente surgirán desde los hijos y nietos de los emigrantes asiáticos, africanos y americanos que residen en estos países centrales? ¿Habrá algún cambio significativo con una tendencia diferente a la actual? ¿O tal vez nunca lo haya?
Por lo pronto, hay un episodio histórico que puede o no, cambiar el rumbo de la política internacional y por lo tanto el destino de millones seres humanos: Estados Unidos tiene su primer presidente negro, un hecho que hasta hace no muchos años era una ucronía, pero no es mas que una consecuencia de estos procesos aludidos sintéticamente.
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