"Cuando los ejércitos llegaron a juntarse, chocaron entre sí los escudos, las lanzas y el valor de los hombres armados de broncíneas corazas, y al aproximarse los abollonados escudos se produjo un gran alboroto. Allí se oían simultáneamente los lamentos de los moribundos y los gritos jactanciosos de los matadores, y la tierra manaba sangre. Como dos torrentes nacidos en grandes manantiales se despeñan por los montes, reúnen las hirvientes aguas en hondo barranco abierto en el valle y producen un estruendo que oye desde lejos el pastor en la montaña, así era la gritería y el trabajo de los que vinieron a las manos."
Verso 446 del canto IV Violación de los juramentos, Agamenón revista las tropas. La Ilíada, Homero.
Sea una leyenda, parte de la historia, o la composición de ambas, esta escena de la epopeya de Troya narrada por Homero demuestra otro aspecto (la guerra) del drástico dramatismo que produjo el ingreso de la humanidad a la era moderna, hace unos cinco milenios.
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