Por supuesto, después de varios minutos de exposición, en algún momento se necesita pasar por el baño…entonces comienza la búsqueda…y se presenta un dilema: los baños públicos parecen parte de la muestra, no se sabe si son para usar o para observar. Los más osados los utilizan, los más conservadores tal vez aguanten hasta entrar al bar “Británico” o al “Hipopótamo”
Entonces hay cierta confusión por parte de las mujeres cuando entran al baño de hombres, y observan a un caballero orinando con los brazos en jarra y sacudiendo la pelvis en un exquisito mingitorio, o cuando al querer abrir con curiosidad una puerta vidriada, se encuentran con un hombre sentado sobre el inodoro leyendo la innumerable folletería que entregan las simpáticas promotoras. Para los hombres, cierta sorpresa al encontrar a alguna mujer “paqueta” saliendo con disimulo de un moderno recinto (inodoro) al tiempo que se oye el botón de evacuación.
Es decir, el recorrido continua, y las caras de algunos cambian de la atenta observación y el comentario mas común: “esto lo podemos hacer nosotros en casa” (dicho seriamente sin considerar que tal vez vivan en un dos ambientes) a la sorpresa o la sonrisa en el mejor de los casos.
Tomada del sitio http://www.arqa.com/informacion.cfm/n.7334.cfm
Sigue la cita en el mismo sitio: “El humor juega un papel fundamental porque es la esencia de la idea. Ir al baño puede resultar además de una necesidad un juego pero a la vez un acto de intimidad…”, a lo cual se le puede agregar “…y en el que todo el público presente puede participar, observando como orina un señor o una señora se lava las manos después de evacuar el retorcijón de estómago que tuvo a poco de entrar a la exposición…”
Lo cierto, es que cada día de exposición, sin duda se daban situaciones graciosas en cada stand-baño público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario